12 de maig 2017

SIGO

Sigo observando mi trocito de cielo. Y ella me sonríe. Siento su aliento en mi boca, mis labios se funden con los suyos, como dos olas perdidas. Le abrazo, su pálida piel resplandece bajo la luna verde, y el rumor de las hojas me susurra sus sueños. Su pelo huele a carmín y rosas, a miel recién cogida, y cae suavemente sobre mi rostro. El tiempo muere a nuestro alrededor, se desvanece, solo existen nuestros cuerpos unidos.


Entonces me despierto, y su recuerdo desaparece. Lloro y alzo la mirada. Ahí están sus ojos, fulgurantes como estrellas.


ANDRÒMEDA

A la llunyania, marxava Andròmeda. I a la llunyania, reia Andròmeda. Tenyia el cel d’or i plata incandescents, mes el seu fulgor era d’un ...